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Emprendedores de la Villa: el arte de panificar con fermentos naturales

En Villa María existen varios emprendedores dedicados a elaborar productos con la denominada “masa madre”. Iremos conociendo cada historia. En esta nota, Luca Trucco de Curucucha Panes nos comentó detalles de un “universo” fascinante para los que aman las harinas y los tiempos de espera.

Arte en panificar

Villa María presenta entre su oferta de panificaciones diversos comercios, pero en el último año han emergido producciones enfocadas en la panificación con fermentos naturales, e ingredientes seleccionados. Lo que implica podríamos agregar, comer facturas y panes con un “plus de exigencia” en el sabor y las texturas.

En junio de 2021 abría su local comercial al público, el emprendimiento Curucucha Panes, en calle Santa Fe, a media cuadra del Bv España.

Casi en simultáneo, el espacio de “Mercado de Sabores” que tiene su local emplazado en calle Mendoza, entre Yrigoyen y San Martín, una calle típica de nuestra ciudad, fue incorporando la línea de masa madre. También encontramos al “chef Mauro Borri”, otro emprendedor que incursiona desde hace un tiempo en panes de molde, pre pizzas, facturas y otros productos bajo el mismo proceso.

“Quería un producto limitado, nada industrializado y con los mismos procesos que necesita una preparación hecha en casa”

Charlamos con Luca quien junto a su hermano llevan adelante Curucucha panes y nos comentó acerca de su local y los productos que ofrece:

“El emprendimiento arrancó en junio de 2020, cuando mis hermanos casi de prepo me abrieron una cuenta en Instagram para vender lo que horneaba, comienza contando el joven emprendedor.

¿Cómo surgió la idea de abrir el emprendimiento al público en un local céntrico?

Yo de autodidacta, producía en mi casa y ofrecía a la gente por redes. A fines de ese año, con la disponibilidad de este inmueble, nos surgió a mi y a mi viejo la idea de abrir una panadería artesanal, con la mayor utilización posible de materia prima orgánica y respetando los largos procesos de fermentación que necesitan las harinas. En julio de 2021, luego de unos meses de arreglos y organización, pudimos abrir las puertas al publico”

La idea arrancó por la necesidad de locales sustentables que ofrezcan un producto con materia prima de buena calidad, menos nocivas para el medio ambiente y menos nocivas para nuestro organismo. Quería plantear un producto limitado, nada industrializado y con los mismos procesos e ingredientes que necesita una preparación hecha en casa, sin conservantes ni mejorantes, con una duración naturalmente genuina.

¿Cómo te formaste para esta especialidad de la panificación?

Comencé mi camino por este mundillo en mi casa, luego de haber terminado el secundario (antes de esto no ponía un dedo en la cocina), aproximadamente un año antes de ofrecer mis productos. Fue puro estudio en internet en paginas de acceso publico. Muchísima prueba y error e intentar entender el porque del producto mediante mucha observación y viendo los gestos de mis familiares al probarlos. El primer pan que hornee en mi vida fue de masa madre, un cascote.

Luca, ¿Observas un interés mayor en los consumidores de la ciudad por estos productos en el último año?

Veo que la gente cada vez consume más pan de masa madre. Yo tengo clientes fijos de pan y me pone muy feliz el saber que mi producto muy  probablemente esté arriba de su mesa en cada comida. También veo un interés por saber que es y me parece buenísimo. Me parece un punto  clave en el cambio de nuestra salud y la del entorno el preguntarse qué comemos y cómo lo comemos.

¿Qué producto es el que más se vende habitualmente en el local?

El producto que más vendemos son lejos nuestras facturas de hojaldre. Todos los días se agotan y nos da pena decir que no quedan a la gente que entra, pero hay que entender que es un producto con mas de 48 horas de trabajo y yo soy el único panadero.

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Pienso que la crocancia de una de esas facturas que se ven en exhibición, son el fruto de lo manual y la espera, una paciencia casi inédita en tiempos de dispersión, de pasar stories por segundo.

Pienso en líneas de la escritora argentina Leila Guerriero: “hay que amasar el pan pensando en lo que se va a hacer después. Hay que amasar el pan como si no fuera a hacerse nada, nunca más, después.”

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