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Las paradojas del polo Educativo Villa María

Sin formación docente pública para ser maestros de inicial y primaria

Escribe: José Glanzmann

Preparar la mochila con los apuntes, equipo de mate y otros ítems es parte del “stock” de cualquier estudiante terciario-universitario. Algunos jóvenes de nuestra ciudad, le deben agregar a eso, las ganas y el entusiasmo para diagramar una jornada que arranca en la terminal de Villa María todas las tardes desde las 16 horas, hasta el regreso pasada la medianoche.

Entre las 12.30 y la 1 de la madrugada, cuando llega el último Córdoba Coata de la jornada, desde el I.S.P. Mariano Moreno de Bell Ville donde un par de jóvenes acuden para formarse como maestras.

Conversamos con Pamela Demarchi, villamariense que luego de cursar dos años en el Inst. Sup. Victor Mercante de Villa María, decidió optar por un camino algo más arduo, de recorrer 60 kilómetros diarios para formarse como docente de nivel inicial en una institución terciaria. En Villa María no hay institutos que permitan la formación de nivel superior en forma gratuita para ejercer como maestra de grado y nivel inicial, aún contando con dos Universidades nacionales y unos cuantos terciarios.

¿Cómo se toma esta decisión como joven villamariense? ¿Responde prioritariamente a una cuestión de índole económica?

No se trata sólo de una cuestión económica aunque sí es una gran parte de tomar la decisión de viajar todos los días con todo lo que implica: una inversión en tiempo y un desgaste propio de ir y venir.

A medida que la situación económica se fue agravando en el país en los últimos años, sostener el pago de una cuota que en su momento rondaba los 1500 pesos, y hoy debe superar los $2000 en un Instituto como el Rivadavia, se me hacía muy complicado. Es decir, tenía que hacer un esfuerzo grande si consideraba el pago del alquiler y el dinero para vivir todo el mes.

Así que tuve que tomar una decisión y terminando segundo año acá en mi ciudad, me di cuenta que se me venía tercer año, donde estaban las prácticas docentes, que son muy exigentes, porque son durante todo el año por cuatro horas de lunes a viernes.

Eso sólo me permitía tener un trabajo a media jornada, y pensar en pagar una cuota tan elevada, me resultó demasiado.. por eso tomé la decisión de ir a Bell Ville.

“Ciudad del aprendizaje” y las opciones privadas

“Villa María tiene un slogan acuñado por el gobierno municipal que plantea “Ciudad del aprendizaje”, en donde no entiendo cómo en esta ciudad, las carreras de formación docente básica, o sea de nivel inicial y primario, se dictan sólo en dos instituciones privadas, existiendo por ejemplo dos Universidades Nacionales como la UNVM y la UTN” describe Pamela respecto a políticas educativas.

Y no sólo eso, sino que las instituciones privadas por lo general tienen una forma de llevar adelante las carreras muy particulares de esa institución. Por ejemplo, en las Rosarinas (Instituto del Rosario), está la materia de “teología” a lo largo de toda la curricula.

No está en nuestra ciudad la posibilidad de conocer la formación docente desde lo público y para mí eso es algo que también influyó mucho. Las instituciones privadas tienen una vida particular, digamos. Para mí la educación es una cuestión muy social, y me interesaba vivirlo también desde un espacio público.

¿Conoces cuantas compañeras de Villa María están en la misma situación de viajar a estudiar? Ya sea en este profesorado o las otras carreras de formación docente?

En mi curso somos dos que viajamos todos los días, considerando que en el curso hay unas quince compañeras en total. Sé que en segundo año hay otras chicas que también viajan al terciario.

Y también veo en la terminal que son varios los que viajan a formarse en Bell Ville desde Villa María.

Las prácticas docentes y las horas de viaje, otra complejidad

“En la carrera, las prácticas son muy exigentes, y intensivas, que implican muchas horas por día a lo largo del año. Por ejemplo la Práctica 1 y 2 son de tipo observación y mínima participación en alguna institución escolar. Pero, ya en tercer y cuarto año, se trata de Prácticas participativas al cien por cien, son residencias” describe Pamela en la continuidad de la charla.

Por esto, comenta lo dificultoso que se torna mantener al día la carrera, poder cumplir con las prácticas exigidas en el Plan de estudio de la carrera, y tener un trabajo de media jornada para subsistir. Es su caso, que tiene una rutina con las mañanas abocadas a un trabajo en Villa María, y luego, a la tarde viajar para cursar en el terciario.

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