La ciudad de Villa María genera 140 toneladas diarias de residuos de las cuales noventa toneladas se considera material reciclable. 34 mujeres trabajan para la Cooperativa en la ardua tarea de la clasificación de los residuos sólidos de los ciudadanos. Aquí algunos apuntes de su labor.

Escribe: Maia Andersen

Como vecino nuestro trabajo consiste en separar la basura y en la semana, según el día que nos corresponda, dejarla afuera para que por la noche la pasen a buscar. Pero alguna vez se preguntaron: ¿quiénes son las personas que trabajan clasificando los residuos?; ¿qué pasa cuando lo que habitualmente descartamos se transforma en fuente de trabajo para otras personas?

En el año 2015, el municipio de Villa María anunciaba la implementación de un nuevo sistema: la compañía de tratamientos ecológicos (COTRECO), incorporaba la llamada “recolección diferenciada” en la ciudad.

De la lucha de trabajadores por el de pago de sueldos que la empresa Corbam le estaba negando surge, en el 2006, la Cooperativa 7 de febrero: una asociación dedicada a la clasificación de residuos sólidos y al cuidado y mantenimiento del cementerio municipal “La Piedad”, las vías férreas y los baños públicos de la ciudad.

Trece años más tarde, son 34 mujeres las que trabajan para la cooperativa. Según la Presidente de la entidad, Marcela Duran, “que fueran todas mujeres, se fue dando en el contexto de la lucha de pago de sueldos”. Fueron ellas quienes lideraron los piquetes en las rutas, los cortes de calles, las ollas populares e inclusive, la búsqueda de las cubiertas para quemar. 

Las trabajadoras entienden a la Cooperativa como un servicio ambiental y social. Ambiental porque la actividad que ellas realizan reduce la cantidad de residuos a enterrar, evitando dejar inútil la tierra para la construcción de casas, plazas o huertas. Pero también es social porque las mujeres que participan de la cooperativa no son fácilmente insertadas en el trabajo tanto por la edad o falta de estudio como por capacidades físicas.

La ciudad de Villa María genera 140 toneladas diarias de residuos de las cuales noventa toneladas se considera material reciclable, pero la falta de políticas ambientales en la ciudad y la falta de concientización de los ciudadanos hace imposible la clasificación de esa cantidad.

La planta de residuos tiene lugar para noventa operarios, pero hoy en día trabajan solo 16, y ya es mucho. Con una buena gestión de residuos por parte de los ciudadanos y municipal, habría ochenta puestos de trabajo más, pero la poca cantidad de residuos clasificados, hace que las personas empleadas hasta el momento sean las suficientes. Hace cuatro años, luego de la asunción de Martín Gill como intendente, la Municipalidad de Villa María, entendió que el trabajo que realizan estas mujeres es un servicio. Fue necesario comenzar a brindarles un abono mensual para que todas las trabajadoras reciban un salario mínimo, vital y móvil como corresponde.